Estimad@s, comparto con ustedes mi intervención en el marco del debate sobre el mecanismo para regular el precio de los combustibles. En ella, aproveché además de hacer una pequeña reflexión respecto de la lógica de legislar permanentemente "en la medida de lo posible".
Como siempre, quedo atento a sus comentarios.
Un abrazo
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Como siempre, quedo atento a sus comentarios.
Un abrazo
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Argumentaba un parlamentario de Renovación Nacional al
comienzo de este debate que hay que disminuir la carga que implica el impuesto
específico a los combustibles para las familias. Pero cuando se trata de educación, aliviar la carga de las familias en el pago es para la derecha nivelar para
abajo. Las familias en Chile no están agobiadas por el precio de los
combustibles. Están agobiadas porque tienen que pagar para acceder a derechos.
Educación, salud, pensiones, viviendas dignas. Están agobiadas porque tienen que gastar en
la educación de sus hijos, lo que gastan en bienes de consumo, como la bencina.
Se ven forzados a elegir. Por eso que suba la bencina indigna, no porque sea la
bencina, sino porque aquí pagamos individualmente lo que como sociedad
debiéramos proveer de manera colectiva.
Yo estoy de acuerdo con el impuesto específico, en la medida que quienes lo paguen sean los más
ricos de nuestro país. ¿Pero que pasa con las mineras,
con las navieras, con las grandes empresas? 600 millones de dólares le devuelve el Estado anualmente a estas empresas por este concepto. Y mientras tanto, en Puerto Williams la bencina está constantemente por sobre los 1000 pesos. Y anda a
echar bencina en Russfin, cuando alguien vaya camino al paraíso que son los
lagos Blanco, Preciado y Despreciado. Se van a sentir asaltados, como
cotidianamente se sienten los habitantes de la región de Magallanes, en
especial de sus zonas aisladas, que son muchas. Si les cobráramos a estas empresas podríamos reducir el precio al consumidor final sin afectar la recaudación del Estado. ¿Qué es lo que nos detiene?
Para terminar, una breve reflexión. Hoy en la mañana hablé con el
SEREMI de Hacienda de mi región para preguntarle su opinión sobre este proyecto
de ley, consulté con expertos en la materia, con ejecutivos de la ENAP , y todos estaban
contestes. Este proyecto no soluciona el problema de fondo, pero es un buen
proyecto para contener el alza desmedida de precios. Lo voy a votar a favor.
Pero me preocupa esta lógica de que permanentemente estemos legislando parches.
Ayer en la discusión del multirut, además de la vergonzosa
actuación de los diputados Schilling y Andrade poniéndose de acuerdo con la
derecha para cerrar el debate, parte importante de la Nueva Mayoría argumentaba que
esto no era lo ideal, pero de algo servía. Y así en muchos proyectos.
No sigamos poniendo en todo parche sobre parche, porque las
heridas así no cicatrizan.
Me he dedicado a escuchar al ministro Arenas, en todas sus intervenciones en televisión y siempre señaló que no se puede rebajar el impuesto específico a los combustibles, ya que la política de la reforma tributaria era sumar impuestos y no restar, y cuando se le ha preguntado por qué entonces no se les cobra a la mineras para sumar impuestos, simplemente evade la respuesta. Ahora para calmar a la gente se esta tratando este punto como una regulación de precios de los combustibles, siendo una solución parche como bien lo señalas.
ResponderEliminarPropongo algo diferente:
TRASPASAR EL BENEFICIO DE LAS MINERAS DE EXENCIÓN DEL IMPUESTO ESPECÍFICO DEL COMBUSTIBLE, AL TRANSPORTE PÚBLICO DE REGIONES.
Con esto me refiero a que las mineras comiencen a pagar el impuesto específico al combustible que actualmente no pagan y se les otorgue exención del impuesto a los colectivos, taxis y microbuses de regiones. (Medida en el marco de la descentralización, entendiendo que con dineros de todos los chilenos se inyectan sólo recursos para el transantiago)
Esto permitiría que el fisco siga recaudando la misma cantidad de impuestos(entendiendo la lógica de la reforma que no es restar) y de esta forma hacer un sistema más justo, donde por consecuencia lógica bajaría el valor de los pasajes, siendo un beneficio directo a la clase media y baja, que además incentivaría el uso del transporte público, ayudando también a descongestionar las calles.
Por otra parte, ayuda sicológicamente a la sociedad, tema importante y que nadie considera, ya que si no podemos dejar de pagar ese impuesto tan alto, por lo menos tendremos la sensación de que no nos están cagando, como en la mayoría de las cosas en nuestro país. Osea, si nosotros pagamos el impuesto específico al combustible, que las mineras lo paguen de la misma forma. No es posible que quienes más destruyen nuestros recursos naturales, además estén exentos de pagar el combustible con el que también contaminan.
Si a esto, se sumara que también se les cobrara el impuesto a las líneas aéreas y navieras, el monto recaudado permitiría abarcar Santiago.
Quedo atenta a tus comentarios
Alejandra.-