jueves, 20 de julio de 2017

Intervención despenalización aborto en 3 causales (20-07-2017)



Hoy, este Congreso, compuesto por un 85% de hombres y solo 15% de mujeres, debe tomar un decisión tremendamente relevante sobre el cuerpo de las mujeres, que son más de la mitad de la población de nuestro país. Si fuéramos los hombres quienes nos embarazáramos sin desearlo (incluso ante la violencia de una violación), el aborto en Chile hace mucho tiempo sería legal. La distribución del poder en Chile, en donde el machismo se expresa al interior de este Congreso, es también parte del problema que debatimos hoy.

Estamos hoy ante un momento histórico. Desde hace casi treinta años  se han venido planteando diversas iniciativas legislativas para despenalizar el aborto y hoy, al fin, nos encontramos ad portas de avanzar en esta dirección. Quiero desde aquí reconocer el trabajo y la persistencia de tantas feministas y activistas de los derechos humanos que durante décadas se han venido organizando, movilizando y  presionando al poder político. Este paso lo han dado ustedes. Sin la infatigable lucha del movimiento feminista, sería impensable estar en el rumbo en que hoy nos encontramos.

Pero como hemos señalado antes, este proyecto nos parece insuficiente y sabemos que también a ustedes. Es cierto, el proyecto es reconocido como un avance para miles de mujeres y también para nosotros, pero es un piso mínimo: sabemos que estas 3 causales no cubren todas las razones por la cual una mujer en Chile aborta. Continuar escondiéndolo solo contribuye a mantener el enfoque errático, hipócrita y misógino con que el Estado de Chile rehuye de su responsabilidad.

Más allá de las intenciones muchas veces declaradas, el gobierno Nueva Mayoría ha permitido que la Derecha y la Democracia Cristiana hayan podido bloquear permanentemente el proyecto desde su ingreso. Ni el apoyo ciudadano a las tres causales, ni la mayoría parlamentaria que tienen, y ni siquiera el haber asumido este compromiso como parte del programa presidencial, fueron razones suficientes para que el Gobierno impulsara un proyecto de interrupción del embarazo más audaz y completo. 

Y es que esta semana, en un triste y violento show de machismo institucional, el Senado ratificó un proyecto con grandes retrocesos respecto de cuando ingresó. Por ejemplo, y contra la opinión de los expertos y las expertas, se acortan los plazos para que menores de 18 años puedan interrumpir su embarazo; igualmente, se mantiene el requisito de autorización del representante legal, siendo que muchas veces son precisamente estos quienes cometen o encubren la violación. Además, bajo el mezquino pretexto de que “ahora las mujeres inventarán violaciones para lograr abortar”, se anula de facto el deber de confidencialidad del médico, quienes podrán notificar a la Fiscalía sin el permiso de la mujer que, por cierto, es mayor de edad.  Por si fuera poco, la objeción de conciencia que inicialmente se concedía al médico cirujano requerido, se amplía ahora a todo el personal profesional, lo cual será un obstáculo real; especialmente en hospitales públicos, regiones y zonas rurales que cuenten con un solo equipo médico; en detrimento de tener un derecho con acceso igualitario para todas las mujeres chilenas. Y es que, el lobby de sectores afines a la Iglesia Católica logró, además, que se instalara la institución de “acompañamiento”. Nos parece también vergonzoso que las mujeres que libremente deciden interrumpir su embarazo en estas tres causales tengan que ser “acompañadas”por instituciones que puedan ser de carácter religioso; cuando han sido precisamente estos sectores los que han instalado y defendido en Chile la desconfianza sobre la madurez, honestidad y capacidad de decidir de las mujeres. Las mujeres son autónomas para tomar todo tipo de decisiones, y no necesitan que las intenten persuadir, menos en la forma burda en que ha sido planteado. Necesitan garantías para ejercer su derecho a decidir sin presiones. Necesitan que su decisión se respete y haga valer. ¿Cuándo va a ser el día en que sean ellas, y no nuestros paneles de hombres, Comisiones de hombres, este parlamento aún de hombres, quienes decidan lo que pasa con sus vidas?

En definitiva, estamos votando un proyecto de ley a todas luces insuficiente, que mantiene la salud reproductiva como un privilegio. En esto quiero ser muy claro: como Movimiento Autonomista defendemos y estamos convencidos de que debemos avanzar  y avanzaremos hacia un aborto libre, sin causales, seguro, gratuito y garantizado por la salud pública del Estado.

El acceso al aborto en nuestro país, también está directamente relacionado con la clase y con las posibilidades que tienen las mujeres, adolescentes y niñas. Para nadie es sorpresa que las mujeres más pobres de Chile son las que también arriesgan su vida y su integridad para acceder a un aborto ilegal en un sistema que también les niega la salud, la educación y el acceso a una vida digna. Es este mismo sistema el que las vuelve a maltratar cuando éstas denuncian la violencia que sufren en su entorno más directo. Es hora de cuestionar al patriarcado capitalista: son las mujeres las que tienen derecho a decidir sobre su cuerpo y es la salud pública la que debe asegurar que cualquier decisión que tomen respecto a su embarazo sea tratada de manera segura y digna. 

Si en Chile el acceso a la salud reproductiva es un privilegio, nuestro compromiso es votar a favor de la despenalización del aborto en 3 causales, porque este es un mínimo indispensable para avanzar hacia la sociedad porque la estamos trabajando; en la que la decisión soberana de cada mujer sobre su cuerpo es su derecho y no un delito, donde todos y todas tienen acceso a la anticoncepción y educación sobre salud sexual y reproductiva y no sexista, y en donde sea de sentido común que la salud de todas las personas es nuestra responsabilidad colectiva; sin causales de por medio.


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