Estimados, comparto con ustedes mi intervención previa a la votación en general sobre la idea de legislar el proyecto de Reforma Tributaria presentado por el Gobierno.
Quisiera partir refrescando algunos elementos muy valiosos de relevar en esta discusión y que este ritmo, que responde a los tiempos del 21 de mayo, a ratos nos hace perder de vista. Porque esta reforma no viene de la nada ni aparece por primera vez en la escritura de un Programa. Es fruto de una discusión que por fuera de estas murallas la sociedad venía dando hace años.
Quisiera partir refrescando algunos elementos muy valiosos de relevar en esta discusión y que este ritmo, que responde a los tiempos del 21 de mayo, a ratos nos hace perder de vista. Porque esta reforma no viene de la nada ni aparece por primera vez en la escritura de un Programa. Es fruto de una discusión que por fuera de estas murallas la sociedad venía dando hace años.
Sus hitos de apoyo ciudadano no son las
primarias o las elecciones. La política ha tenido que hacer un gesto de
abandonar su estrechez para incorporar esta discusión. No estaba dentro de los
planes hasta hace un par de años. Es gracias a las movilizaciones que hoy
estamos hablando de una reforma tributaria, de una reforma educacional y de una
nueva Constitución. Gobierno y oficialismo han declarado su voluntad para
abrirse a la vocación de la ciudadanía de ir re conquistando su capacidad de
ser sujetos de derecho, para recuperar la soberanía sobre la cultura y la vida
propia que les ha sido despojada.
Y es que -parafraseando la carta que
junto a otros ex dirigentes estudiantiles firmamos la semana pasada- durante
años se prometió a los ciudadanos que su inversión en educación sería la llave
para un futuro mejor. Y la expansión educacional era la principal conquista de
nuestro modelo de desarrollo. Pero la promesa no se cumplió y hoy la educación
es la herida por la que sangra el país. Por ella, hemos tomado conciencia de
las injusticias sociales que produce el mercado y de la escasa legitimidad de
nuestras instituciones políticas.
De eso se trata esta discusión. De cómo
deshacer una injusticia producida por la mercantilización progresiva de la educación.
Pero cuando estas banderas, que emergen
de las movilizaciones, de la calle, de los actores sociales que se organizan
con autonomía de los partidos de la transición, son tomadas por los últimos, el
potencial transformador se diluye, volviendo las figuras retóricas como las
“retroexcavadoras” o “desmantelar la educación de mercado”, vacías y
grandilocuentes intervenciones sin sentido. "El
viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen
los monstruos" decía el político de moda en la bancada de la UDI , Antonio Gramsci. Y frente
a estos monstruos hay que estar alertas.
Porque “el derecho a la educación” lo
proponen en cohabitación de vouchers que subsidian universidades, el trato
preferencia a las universidades estatales son convenios por desempeño
concursables para investigación, la participación del movimiento social por la
educación y en particular el estudiantil se vuelve una reunión entre muchas y
que terminan en confusiones. La reforma tributaria ya no es un debate sobre
cómo organizar una sociedad que reconoce sus derechos, sino en una vía
pragmática de financiamiento ad-hoc a una reforma educacional encima estrecha,
ambigua y parcelada. Los recursos naturales son grandes ausentes del debate,
etc. No hay definiciones sustantivas
la pregunta relevante entonces es:
¿Luego de estas reformas, tendremos un Estado más o menos
subsidiario?
En función de estos elementos quisiera
discrepar del optimismo de algunos que ven en este Chile del 13 de mayo del año
2014, abierto un nuevo ciclo político y social. Un nuevo ciclo político tendrá
nuevos actores políticos. Hoy no los tenemos. Un nuevo ciclo social debe ser
sustantivamente distinto del anterior, y la vida social en Chile sigue tal como
ayer, la misma sindicalización, la misma jornada laboral, mismo multirut
(considerando incluso el deficiente proyecto que sobre este tema presentó el
gobierno), las mismas pensiones de miseria con las mismas AFP, los mismos
derechos sociales vueltos objetos de consumo, la educación, la salud, etc.
Sin embargo, en este contexto de
descrédito y baja legitimidad del sistema político nosotros vemos la
posibilidad de que efectivamente se abra un nuevo ciclo, pero depende de cómo
nos juguemos este presente, y en ese sentido este debate es crucial.
El debate tributario parece un debate
técnico, pero la verdad es que es un debate sobre cómo debe financiarse el
Estado, es decir, aquello que es de todos, y por tanto, es un debate sobre qué
es lo justo y sobre los deberes de cada uno de nosotros con el resto de los
miembros de esta sociedad. Visto así, este no es, ni debe ser un debate entre
expertos, sino uno donde debiese participar el conjunto de los ciudadanos.
Hacer una pausa antes de entrar al
debate tributario permite cuestionar varios de los sentidos comunes imperantes
en nuestra sociedad. Una de las propuestas de la Nueva Mayoría es la
de subir la tributación de las empresas de un 20 a un 25%. Antes de entrar a
comentar el ajuste, detengámonos en lo que esto significa. Que las empresas
paguen un 20 o 25 % de impuesto sobre la base de sus utilidades quiere decir
que la riqueza que éstas crearon no es de ellas, o no es completamente de
ellas, sino que una parte relevante, un cuarto, es de la sociedad. ¿Y esto qué
significa? Bueno que la riqueza creada por esa empresa no es solo mérito de
ellos, quiere decir que cualquier riqueza, creada por cualquier empresa se
debe, en buena medida, a los bienes que aporta el conjunto de la sociedad para
que dicha creación de riqueza sea posible, y que si la sociedad no puede
aportar lo que se necesita para que esta sociedad funcione, entonces no hay
creación de riqueza posible.
Los impuestos no son una multa o una
sanción con la que el Estado castiga la creación de riqueza, los impuestos son
aquello que todos quienes son parte de la creación de riqueza le deben al conjunto
de la sociedad para que ésta pueda seguir funcionando. En ese sentido, también
podríamos considerar el
pago de impuestos como la manera en la cual señalamos que estamos
comprometidos con el desarrollo de todos los chilenos. Cuando nos comprometemos
con un proyecto político, por ejemplo, de Educación gratuita, pública y
de calidad para todos, no es sólo la expresión de un deseo. Es el compromiso
cotidiano de darle la posibilidad material a todos los chilenos de que sus
derechos sociales se encuentren garantizados, sin importar su condición
socio-económico, raza o sexo. Por así decirlo, en el pago de impuestos se
puede cristalizar esta intención real de permitir que todos puedan acceder a
estos derechos.
Me parece que cuando lo vemos así, el
debate tributario toma otro cariz. ¿De quién es y cómo hay que recaudar la
riqueza que se produce en Chile? Esa es la pregunta de cualquier reforma
tributaria, y esa es una pregunta sustancialmente política y no técnica.
Hay cosas positivas en la propuesta
de la Nueva Mayoría ,
sin duda. A mi me parece bien que, dada la situación económica y social del
país, se suban los impuestos a las empresas y ese aumento se utilice para
financiar una reforma educacional. Me parece correcto también que se elimine el
FUT, aunque considerando las utilidades de las que estamos hablando, parece del
todo razonable que se estableciera un plazo para que las utilidades sean
retiradas.
Pese a estos
avances, existen varios puntos que me parecen preocupantes de la propuesta del gobierno. La
primera de ellas, el IVA. No
podemos seguir con un sistema tributario basado en impuestos regresivos que
cobra porcentualmente más a los que tienen menos. Ningún país del
nivel de desarrollo de Chile tiene un impuesto parecido, que por lo demás
es uno de los más altos del mundo. Como no hay excepciones en el pago del IVA:
los alimentos pagan, la cultura paga, y todos pagan por igual, contribuyendo a
empeorar la distribución del ingreso, lo que no es menor considerando que,
según la OCDE ,
Chile el país con la mayor desigualdad de ingresos entre todas las naciones que
la conforman. Es por ello, que esta omisión es impresentable, una reforma
tributaria debe apuntar a
un sistema en donde se contribuya según las capacidades de los individuos.
Otra omisión, igual de grave es la
minería, en particular el cobre. No se explica la ausencia. Nos referimos a
aquellas industrias que tienen ganancias extraordinarias que se justifican sólo
por la escasez del recurso natural. Entendemos que los recursos naturales que
se encuentran en Chile son de todos nosotros. Como ha señalado Ramón López,
economista de la U
de Maryland, se trata de un retorno que no va a durar y que el país está perdiendo.
Las 11 grandes empresas privadas de cobre en los últimos 12 años han tenido una
tasa promedio de retorno sobre su capital de 85% por año. O sea, en menos de un
año y medio recuperan su capital. Y el Estado chileno no ha participado de esas
grandes utilidades suficientemente. Se ha estimado que el Estado pudo haber
obtenido más o menos US$ 3.500 millones adicionales de parte de la minería, sin
haber afectado el empleo ni la inversión en el sector.
Pese a estos datos, supongo conocidos
por la Nueva Mayoría ,
no existe intención de tocar el cobre. No se explica.
Por último, queremos hacer referencia
al Impuesto Global complementario. Si lo que
la reforma buscaba era otorgarle mayor progresividad al sistema, que se rebaje
la tasa máxima de Global Complementario de 40% a 35% no tiene sentido. Esto
sólo beneficia a aquellas personas con mayor capacidad contributiva, lo que de
nuevo nos hace dudar.
Me gustaría ahora enfrentar algunas
de las críticas que se han formulado a este proyecto:
1.
Dicen que no
sabemos en qué se va a gastar la plata. La reforma tributaria, si es que mediante los impuestos ayuda a disminuir la desigualdad, es un bien en si
mismo.
2.
Dicen que los
grande beneficiados van a ser los bancos, Regulemos los bancos entonces, pero no retrocedamos por temor a ellos.
3.
Dicen que va a
aumentar el precio de las viviendas. En Magallanes, las empresas inmobiliarias
no traspasan al precio final la bonificación del 20% a la mano de obra, ¿pero
me dicen que si va a traspasar el aumento del iva a la compraventa de
viviendas? Regulemos a las constructoras e inmobiliarias entonces. Fijemos
precios si es necesario. No podemos quedar impávidos cuando siempre estos
empresarios privatizan las ganancias pero socializan las pérdidas.
4.
Que no trate
la derecha de sumarse a los cuestionamientos que ha hecho el movimiento
estudiantil y quienes lo apoyamos. Nuestras razones son muy diferentes.
5.
Pero que no se
equivoque la Nueva Mayoría.
La marcha del pasado jueves no fue a favor de este gobierno como dijo el diputado
Schiling. La marcha del jueves pasado, bien lo señalaron los dirigentes
estudiantiles, demostró que las movilizaciones no eran tampoco contra el
gobierno de Piñera. Las movilizaciones de los últimos años han sido por una
demanda en positivo, para consagrar la educación como un derecho social
universal que debe garantizar por el Estado sin discriminación alguna. Y me
alegro que hoy diputados de la Nueva Mayoría
estén defendiendo la universalidad por sobre la focalización. Se la vamos a
cobrar. No aceptaremos más gatopardismo como fue la levantada de manos en el
salón Montt-Varas de la Moneda
el año 2007 cuando, de espaldas al pueblo y a los estudiantes que el 2006 nos
movilizamos, aprobaron con la derecha la LGE.
Cierro mi intervención invitándolos a pensar
más allá de los límites de lo posible. Ampliar los términos del debate y sobre
todo, permitir que la
mayoría de los chilenos, los supuestos beneficiados por la reforma, se apropien
de ella, la entiendan, y estén dispuestos a exigirla al conjunto del sistema.
Esto es lo que ha pasado en educación y es la única manera de que reformas
progresivas se hagan realidad frente a una institucionalidad tan severamente
cooptada por los intereses del gran empresariado.
8 comentarios:
Me gusta, me educa lo comparto, gracias...
Grande boric! Eres la voz de muchos, incluso de los ignorantes, sigue así!
Me encantan tus argumentos y admiró tu solidez, estamos logrando que el pueblo llegue al parlamento
Continúa con la misma pasión que te llevo de las calles al congreso, no te vendas a la vieja y sucia política, de alguna manera eres la voz y ejemplo de muchos jovenes.
La verdadera reforma es la renacionalización de nuestros recursos no renovables, para comprender esto es que se necesita educación pública, laica, gratuita y de calidad; y para esto es que hay que iniciar los procesos que conduzcan a ello y ahí está la esencia de esta "reforma tributaria"; no molestan tanto los US$ 8.200 millones que tecnicamente costaría esto, como la igualdad a que esto conduce en términos de lucidez y razonamiento para tomar decisiones y lo que ello significa como colectivo soberano y participativo en la construcción de sus condiciones.
Comparto plenamente tu pensamiento, que por lo demas es acorde con tu accion.Admiro tu solidez y lucidez.Ojala hubieran mas politicos como tu. La forma que haz tenido de llevar tu cargo en el Congreso ha sido brillante, manteniendonos siempre informados de cada paso, argumentando tus ideas, tus propuestas.Gracias Gabriel, eres unico.
Bien Gabriel, representas la voz de muchas personas que se sienten pasadas a llevar por la vieja política de siempre. Sigue tal cual, no te amilanes ante los dinosaurios prehistóricos del parlamento. Tu actitud y forma de hacer las cosas demuestra que es posible cambiar la manera en que se hace política en este país. Te felicito.
Eres un Bakán, gracias por compartir tu pensamiento y argumentos de lucha. Te admiro!
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