La discusión sobre una necesaria reforma a la educación que esté basada en principios de calidad y equidad, así como en la recuperación de la educación pública, ha pasado desde el necesario análisis de propuestas emanadas de varios grupos universitarios y del gobierno a un ambiente de total desconfianza que supera los argumentos.
En este ambiente ha resurgido la lamentable represión de las manifestaciones públicas, con un nivel de violencia que debemos rechazar enérgicamente, por considerar que no se corresponde con el orden democrático que deseamos para nuestra sociedad. Se suman a esto las inaceptables amenazas a dirigentes estudiantiles que se han denunciado, las que consideramos expresiones cobardes.
En este contexto, observamos con gran preocupación la ausencia de un referente político capaz de conducir el necesario debate sobre la educación a un destino que esté a la altura de las necesidades de la nación.
Desde la Universidad de Chile, y en representación de su comunidad, manifestamos nuestra creciente preocupación por la incapacidad de avanzar por el camino del diálogo respetuoso y denunciamos el uso innecesario de la violencia como una violación de los derechos básicos de una sociedad civilizada. Hacemos, por esto, un sentido llamado a respetar el derecho a discrepar y a reconocer el valor de contar con visiones diferentes.
5 de agosto de 2011
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