El
gobierno nos propone un proyecto que busca resolver, como decía el
diputado Winter ayer, con herramientas mal utilizadas del Derecho
Penal un problema que es social y político. Se
pretende entre
otras cosas enviar
a la cárcel hasta por 540 días a quien participe de cortes de
tránsito "El que, SIN ESTAR AUTORIZADO, interrumpa completamente la libre circulación de personas o vehículos en la vía pública, mediante violencia o intimidación. ¿Pero qué es la violencia para el gobierno en este caso? ¿Cómo
van a distinguir por ejemplo en la marcha más grande de que se tenga
recuerdo el día 25 de Octubre de 2019? ¿Fuimos violentos quienes
SIN AUTORIZACIÓN ocupamos masivamente las calles del país para
exigir una Constitución democrática y vida digna?
¿Son violentas las familias que cacerolean en la calle
interrumpiendo el tránsito porque sus adultos mayores tienen
pensiones de miseria, ganan un sueldo indigno por un trabajo
extenuante, están en interminables listas de espera en la salud
pública o no pueden pagar el costo de los medicamentos que
necesitan? Pero dejemos de pensar solo en Santiago. Fueron violentos
los magallánicos que ante el anuncio del alza del gas a a
principios del 2011
se movilizaron y paralizaron masivamente la ciudad logrando
revertir la centralista decisión del gobierno?
¿Lo fueron acaso los habitantes de Aysén que expresaron
su rabia y frustración por el abandono del Estado y la violencia
policial el verano del 2012 que cortaron el puente de la ciudad? ¿Los
habitantes de Freirina que cortaron la carretera cansados de los
abusos y nula respuesta de una empresa contaminante? ¿Los habitantes
de zonas de sacrificio como Quinteros
y Puchuncaví
que han hecho barricadas de dolor al ver a sus niños y niñas
enfermas por la contaminación?
La
respuesta a esta pregunta seguramente variará según quien la de.
Desde el Frente Amplio, rechazando claramente los saqueos y las
agresiones, y principalmente las violaciones a los derechos humanos
por agentes del Estado, decimos que no. Que los casos antes
mencionados son ejemplos de la legítima protesta social que la
historia nos ha enseñando que es la forma de organización que tiene
un pueblo para construir colectivamente una vida digna.
Porque
el problema hoy no está principalmente en las consecuencias de la
protesta sino en sus causas. Y son esas causas las que nos debiéramos
abocar con toda nuestra energía a resolver. ¿Pero que pasará si se
aprueba esta ley? ¿Saben cual es el problema? Que la política
chilena por una lado, y la policía
chilena ha demostrado una pasmosa ineficacia en identificar
y detener a quienes generan la violencia. La política porque cuando
se coluden las farmacias, los pollos, el papel higénico, se financia
irregularmente la política con raspados de olla o las empresas
dictan leyes a parlamentarios no pasa nada. Y eso es violencia ¿Pero
si alguien roba comida y después da la vida qué hacer? En Chile se
le persigue hasta la última circunstancia. Es el caso de Bastián
Arriagada que murió asfixiado en el incendio de la cárcel de San
Miguel, por vender CD’s piratas. Y es un problema de la policía, a
quien no estamos disponibles a entregarles más facultades en medio
del grave cuestionamiento, nacional e internacional.
Dicen
que esta ley es para perseguir a los violentos, pero todavía no
sabemos con certeza quien quemó el metro, y la inteligencia del
Estado pareciera reducirse a un informa charcha ordenado por un
empresario millonario que después “contactó” a la empresa que
lo hizo con la ANI. De
aprobarse esta ley, con
esta policía y estos niveles de inteligencia de Estado,
podrían haber muchos más Jorges Matelunas, hoy preso por un delito
que no cometió, a quien aprovecho a enviarle un mensaje de ánimo y
fuerza, a él y su familia. Y
no queremos más Jorges Matelunas en las cárceles.
Porque la represión es indiscriminada y la policía ha dado muestras
de no saber distinguir.
En
vez de más leyes para reprimir el Estado debiera estar preocupado de
como reparar las consencuencias de su represión indiscriminada. A
las mujeres abusadas, a los ojos de Gustavo Gatica y Fabiola
Campillay.
¿Quiere
decir lo anterior que avalamos hechos de violencia como los saqueos?
Debo decir fuerte y claro que NO, no lo hacemos. Pero estos delitos
ya están sancionados en el Código Penal y pueden ser castigados
como desórdenes, daños, lesiones, robo en lugar no habitado, etc.
dependiendo del caso concreto.
Lo que corresponde es abordar una profunda reforma a las policías,
más que en este contexto entregarle nuevas facultades.
Y
el mundo nos está mirando. Desde la oficina del Alto Comisionado de
la ONU para los derechos humanos nos envían una carta hoy en que a
propósito de esta ley nos insta a “legislar teniendo una
consideración el cumplimiento de las obligaciones internacionales
del Estado chileno en materia de derechos humanos para la plena
vigencia de derechos humanos de todas las personas en el país y los
estándares internacionales que regulan el derecho a la manifestación
pacífica”.
Yo
no estoy disponible para seguir profundizando el patrón de violencia
estatal contra quienes exigen dignidad, yo no estoy disponible para
seguir alejando la política de la ciudadanía. Sí estoy disponible
para escuchar las demandas sociales y trabajar en este Congreso con
toda la energía para buscar soluciones que logren un consenso
social, esa es nuestra tarea.
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